La litografía es un caso de especial interés ya
que algunos de sus principios seguirán siendo usados en los procesos
fotomecánicos que explicaremos más adelante.
Está técnica de impresión empezó a ser
trabajada por Aloys Senefelder, natural de Munich, en 1796 y será en 1798
cuando la técnica quedará totalmente perfeccionada.
Dicho personaje se dedicaba al teatro, el
negocio familiar, y bien ante la imposibilidad de poder costearse todas las
copias de las obras de teatro o bien por la lentitud de la impresión de la
época (dependiendo del autor que se consulte existen diferentes versiones de la
causa que empujo a Aloys a su descubrimiento) creó su propia técnica de
impresión: la litografía.
La litografía es una técnica de impresión que
generalmente utiliza la piedra calcárea como soporte o placa de estampación.
Esa piedra calcárea alberga el dibujo o las letras que se quieren estampar
sobre el papel y que han sido puestas sobre las piedras a través de dos
métodos: el calcográfico o el planográfico.
El método calcográfico es aquel en el que el
propio grabador dibuja directamente sobre el soporte de piedra usando una
plumilla de acero. En el caso planográfico el motivo se trasfiere a la piedra a
partir del contacto de dibujo sobre papel, con tinta o lápiz graso, con la
piedra. El principio de la litografía, aquel que hemos dicho que se usará en
futuros procesos, se basa en la repulsión entre la grasa (o el aceite) y el
agua y en las propiedades de la piedra de retener las sustancias grasas, unas
propiedades que podían incrementarse a través de la aplicación de ácido nítrico
diluido con goma arábiga.
Así pues una vez marcadas las líneas grasas
sobre la piedra esta se humedece con agua y luego se aplica la tinta. Las
líneas grasas debido a su densidad química rechazarán el agua y absorberán la
tinta, una tinta que será en cambio rechazada por las partes húmedas del
soporte.
El último paso es el de estampación sobre el
papel que puede hacerse mediante un torno o con la máquina de imprimir
litográfica.
La
invención de la litografía permitió rapidez, mayor fidelidad con el original y
un considerable abaratamiento de los costes, algo que el mundo editorial acogía
gustosamente y cuyos principios
técnicos posteriormente serán usados sobre otros soportes como pueden ser
placas metálicas y en otros campos como el de la fotomecánica.
De manera gradual y muy lentamente la
fotografía y la fotomecánica suplantan de manera aplastante las técnicas de
reproducción manuales mencionadas y se introduce en la imprenta creando una
perfecta simbiosis y convirtiéndose en un más que útil elemento auxiliar. Esta
acertada relación surge de la perfecta adaptación de los procesos fotomecánicos
al mundo editorial dada su velocidad de ejecución, calidad y la posibilidad de
incluirlos dentro de un proceso de trabajo mecánico y en cadena.
Los inicios de esa relación entre la
fotografía y la impresión los encontramos de mano de la figura de Joseph
Nicéphore Niépce en 1826,
prácticamente en los inicios de la fotografía.
-----------------------------------